No es tu lugar
Hace unos años atrás, mi vida espiritual se vio estancada. Sin darme cuenta, había empezado compararme con amigos y líderes de la iglesia. Empecé a comparar mis dones, las áreas en las que yo servía, la manera de servir y compartir con los demás. Quería que los dones que más me gustaban de los demás fueran reflejados en mí. Y mi vida espiritual se fue de picada. En lugar de enfocarme en Dios y conocer los dones que Él había puesto en mí, en lugar de buscar mi propósito en Él, empecé en mis fuerzas a imitar a “los mejores” de la iglesia, a servir en los ministerios más “cool”, entre otras cosas. Claro que la frustración no tardó en llegar y apartarme de lo que Dios había diseñado para mí.
Alguna vez escuche esto, la iglesia es como una mesa donde todos tenemos una silla diseñada especialmente para cada uno de nosotros que la conforma, en el tiempo correcto, en las condiciones adecuadas, con los dones específicos y con el propósito único de Dios para nosotros. Yo estaba buscando sentarme en el lugar de alguien más, estaba tratando de encajar en el propósito de alguien más, y por mucho tiempo creí estar viviendo mi propósito, pero irónicamente no estaba avanzando.
El propósito que Dios tiene para tu vida va a ir cargado de pasión. Si tú te sientes frustrado y no sientes pasión por el área en la que estás, es muy probable que estés tratando de sentarte en una silla que no es tu lugar. Te invito a que si ese es tu caso, te detengas ahora mismo, busca a Dios en intimidad, levántate de esa silla, empieza a caminar y encuentra esa silla que fue diseñada especialmente para ti.
¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así cada cosa que hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén. 1 Pedro 4:11
Cuando Dios creó los cielos y la tierra, Él pensó en ti como su instrumento de justicia, el tiene un propósito específico para ti, y te ha equipado con los dones y los talentos necesarios. El compararte con otras personas, es una manera indirecta de decirle a Dios “tu plan para mí no es suficientemente bueno”.
Te invito a que te deshagas de todas esas actitudes toxicas que te están frenando, que te inscribas a servir en lo que Dios te ha llamado y en lo que verdaderamente te apasiona, y sea cual sea esa área, recuerda: haz las cosas con excelencia, y que toda la gloria para Dios.
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