4. La certidumbre económica que viene del dar
‘Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero el que se apresura alocadamente de cierto va a la pobreza.’ Proverbios 21:5
Tanto las prioridades, como la sabiduría de planificar cada una de las metas que nos proponemos exige darle un enfoque distinto al propuesto por el capitalismo actual. Repasa en nuestros 3 consejos previos los detalles específicos que debes comprender plenamente para moverte en una dimensión de certeza económica.
A menudo se confunden los conceptos de Recompensa y Enriquecer, la riqueza dada por Dios viene en todas las presentaciones y no siempre es de naturaleza monetaria, por lo que el amor al dinero supone una trampa mortal, la regla número uno de un corazón financieramente sano sabe que “La raíz de todos los males es el amor al dinero”.
Es muy alentador leer que Dios no está peleado con el dinero, de hecho, es uno de los temas más mencionados en el nuevo testamento, por lo que la Sabiduría es la mejor consejera financiera, asesora y consultora de inversiones.
Es de conocimiento general que Salomón el connotado rey de Israel, hombre más rico y sabio que jamás haya existido lo fue por voluntad misma de Dios, y dicho sea de paso influenció 2,800 años después al que sería segundo hombre más rico del mundo, es decir: John D. Rockefeller quien en su periodo de dominio económico llego a amasar una fortuna equivalente a los $400 billones de dólares americanos a valor presente (ningún magnate actual ha amasado esta cantidad aún). ¿Cuáles eran sus secretos?, no los hay, es un estilo de acción y se llama Diligencia. Rockefeller comprendió este concepto desde que era un niño, registraba cada entrada y cada salida de su dinero en una libreta, sin necesidad de alguna hoja de cálculo o programas computarizados. Confesó alguna vez que su madre le hizo memorizar este versículo acuñado por el mismo Salomón:
‘¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie’ Proverbios 22-29
Diligencia es la única virtud que combate a la pereza, y que determina que el resultado siempre será proporcional según al esfuerzo aplicado. El diligente es por excelencia el sujeto que desea y alcanza, que planea y multiplica, su opuesto es la persona perezosa o el que apresuradamente tira golpes al aire sin intención.
Diferenciamos al Negligente del Diligente por su disposición e indisposición, por su categorización de las prioridades; por cómo discierne lo importante de lo imprescindible, por la pereza y el entusiasmo, por el compromiso y la indiferencia, por posponer y persistir. Y en esos polos oscilamos todos los días mientras tengamos voluntad, por lo que tener una brújula en el corazón (sabiduría) y la mente (conocimiento) es vital.
En este cuarto consejo debemos entender que el propósito de nuestra existencia no es ser millonario, sino bendecido, esa es la riqueza que no añade tristeza y que es promesa para los que han decidido tener una ciudadanía del reino del cielo. Esta oportunidad de ser hijo de Dios abre un abanico de posibilidades, entre ellas, la de ser prosperado en medida que prospera el alma.
El propósito es el ánimo o intención de lograr algo, su sinónimo es ‘adrede’, es decir, deliberadamente, con intencionalidad. No olvides que el motivo de nuestra existencia es encontrar el plan que tiene nuestro Padre para nosotros, no necesariamente el que tenemos nosotros para nosotros mismos, que en caso de ser equivocado generará más problemas que aciertos. Pide en oración el querer como el hacer, evita desanimarte, los resultados se van alcanzando poco a poco. Cosecha implica siembra y tiempo.
Quien ha decidido seguir a Jesús sabe que el dar precede a los milagros más notables de su caminar entre nosotros, Él siempre lo hizo con humildad y pleno servicio. Medita esta semana en este consejo que incluye conceptos que trascienden más allá de tu cuenta bancaria y que realmente hacen que la experiencia de vivir sea mejor.
‘Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes’ Juan 6:38
La META DIVINA consiste en administrar lo que te ha dado Dios, multiplicarlo con sabiduría y conocimiento (intelecto), para poder dar de lo que tienes con una motivación sana y sembrar en las cosas que trascienden en el prójimo o en el reino. Esto te dará una cosecha abundante para que puedas seguir siendo un canal de bendición en tu comunidad a través de los dones y talentos que te fueron dados. Sí, incluso en medio de una crisis, ya que estos hábitos generan un círculo virtuoso que permitirán que seas como aquel “árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará”.
Escribe esta fórmula en tu agenda, medítala en cada decisión financiera que tomes y pregúntate a ti mismo si cumple con aquello que hace sonreír a tu Creador, eso le dará certidumbre económica a tu vida y permitirá mantener un enfoque de abundancia. platícanos tus experiencias.
META DIVINA: Administrar + Multiplicar + Dar + Sembrar = Cosechar en su tiempo
escrito por
David Berruecos
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