3. No planificar, es planificar un fracaso
Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? De no ser así, tal vez termines solamente los cimientos antes de quedarte sin dinero, y entonces todos se reirán de ti. Dirán: “¡Ahí está el que comenzó un edificio y no pudo terminarlo!”. Lucas 14:28
Como estudiábamos en el primer consejo de establecer ‘Prioridades’, también es vital tener a la ‘Sabiduría’ como consejera inseparable para ser eficaces e identificar cuáles construyen y cuáles son una pérdida de tiempo, de la mano del ‘Conocimiento’ que nos permite ser eficientes y evitar errores recurrentes. La sinergia de estos tres principios convierte nuestra toma de decisiones en un círculo virtuoso que se replica por sí mismo.
Este proceso de ir categorizando y midiendo los ingresos, gastos, inversiones y proyectos debemos convertirlos en un resultado tangible, y éste sólo puede ocurrir si lo anticipamos, es decir, si lo planeamos y lo ponemos por escrito en una línea de tiempo.
A menudo descubrimos que no es la falta de dinero; mejor dicho es tiempo mal invertido, o de plano no invertido, el sentido de urgencia obliga a sentarnos, tomar un respiro e imaginar una posibilidad (sueño): un plan premeditado, conciso y coherente, en otras palabras, un plan de vida al cual aferrarnos y poner manos a la obra.
La proyección del ser implica una verdad: para ESTAR hay que primero SER. En ese puente colisionan la voluntad y la fe, la duda y el desánimo.
Fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1
Ser hijo de Dios implica “llamarle a las cosas que no son como si fuesen”. Tu existencia demanda un resultado. La fe por sí sola, sino tiene obras, también está muerta.
Nuestras expectativas al escuchar voces de carencia, recesión, inflaciones y demás monstruos económicos como las crisis minan los cimientos de una visión de fe. Procura no prestar mucha atención a esas voces de desánimo, recuerda que “sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos”
En suma puedes esperar lo mejor o lo peor. La intencionalidad desata la expectativa, la diligencia le da forma, la fe le da certeza. La diligencia es la antesala del éxito, la tierra no se hizo sola, los edificios no se construyen en automático, requieren planos, recursos, calcular los costes. Consistencia es a veces mejor que velocidad porque No siempre el más rápido sale vencedor.
La diferencia entre IDEAS y HECHOS es la PROACTIVIDAD. La diferencia entre ACCIONES y FRUTO es la PERSEVERANCIA. El resultado es decisión, es trabajo constante. Mientras otros sueñan, el diligente justo empieza cuando el resto tiene pereza, el ganador siempre estudia, se anticipa al hecho.
Se prepara el caballo para la batalla, pero la victoria depende del Señor Proverbios 21:31
Toma un tiempo para desarrollar esta fórmula en aquel proyecto que tienes en mente:
RESULTADOS= PROGRAMA-PASOS – FECHAS LÍMITE
Planear es convertir en una tabla de tiempo tus metas y controlar su sus variables. Programa tus actividades y descubre como la proactividad es el arranque de una vida de fe.
Utiliza esta plantilla de Excel para que identifiques y registres los pasos que debes seguir para conseguir el resultado de tu proyecto.
¡Nos gustaría escuchar más de ti! Estamos para servirte.
escrito por
David Berruecos
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