Hace unas semanas salimos de la ciudad, estuvimos fuera por tres semanas. Fueron solo tres cortas semanas para nosotros, pero tres largas semanas para nuestra casa. Aunque antes de salir de viaje procure dejar todo limpio y lo más ordenado posible. estaba segura de que a mi regreso podría tener un día de descanso y solo desempacar tranquilamente.Se llegó el día de regresar a casa y todo aparentaba estar bien. Al segundo día de nuestro regreso mientras preparaba todo para hacer una rica carne asada ¡Vi a un ratón gigante meterse debajo del lava trastes! Me puse loca y le llame a mi esposo para que viniera a mi rescate, el destruyó debajo del lava trastes para asegurarse de que no tuviéramos una familia aparte de la nuestra viviendo sin pagar renta. Tomamos las medidas necesarias y extremas para atrapar ese ratón que aprovechó nuestra ausencia para entrar a nuestra casa y hacer de las suyas. ¡No se preocupen! Logramos atraparlo y no era tan grande como lo vieron mis ojos la primera vez. Al parecer era un ratón soltero buscando independizarse de sus papás ratones.Sé que no es una historia tan agradable, aunque trate de hacerla lo más cómica posible para relajar tu día. Pero te cuento esto porque pensaba que muchas veces sucede así en nuestra vida. Es tan fácil abandonar nuestro espíritu y olvidar nuestra relación con Dios por varios días, semanas, meses o inclusive hasta años.Estamos tan atareadas en hacer todos nuestros pendientes, alcanzar nuestras metas, hacer ejercicio, comer saludable, salir con amigas y tantos planes más, que nuestro día se hace demasiado corto. No digo que esto sea malo, ¡para nada! Son cosas realmente importantes. Pero ocupamos nuestro día con tanto quehacer que simplemente es fácil olvidarnos de lo más importante, nuestra relación íntima con nuestro creador. Es ahí cuando comienzan a llegar pensamientos, sentimientos, actitudes, rencor, burla, envidia, menosprecio, ingratitud, orgullo, avaricia y mucho más. Esto llega sutilmente, se aloja como un pequeño ratón que al no ser descubierto a tiempo logra hacer un imperio enorme en nuestro corazón causando verdadero desastre en nuestra vida.  Quizá esto no es problema en tu vida y tienes todo bajo control, tiempos y una agenda ordenada donde todo marcha en los horarios correspondientes. Si esa eres tú ¡verdaderamente te admiro! En mi caso, lucho con tener un día ordenado con tiempo suficiente para mis deberes. El día se me va volando y cuando menos pienso ya es hora de dormir y si me pongo a leer o intento orar lo hago tan profundamente que abro los ojos hasta el siguiente día. Estoy siendo completamente transparente con ustedes ¿ok?Por eso es por lo que en los últimos meses he tratado de ser más intencional en mis tiempos con Dios tomándome de varias herramientas como audio Biblia, podcast, y le dije adios a Netflix para poder aprovechar cuando mi hija toma su siesta. Verdaderamente es vital tener ese tiempo y estar a cuentas con Dios para ser guiadas por el camino de vida y caminando en Su propósito divino.La historia de David nos habla como David fue elegido y ungido por Dios para ser rey de Israel, tenía una relación íntima con él y Dios lo llevaba de victoria en victoria aún en batallas y conspiraciones que hicieron en contra de él, Dios estaba con David. Pero también vemos cómo David baja la guardia y en un día de descanso (2 Samuel 11:1-2 ) se encuentra con la imagen de una mujer hermosa que lo llevó a tener pensamientos y deseos que lo distrajeron y separaron de Dios, dice la biblia que fue como menospreciar la palabra de Dios (2 Samuel 12:9)Si bajamos la guardia espiritual en nuestro día a día pueden suceder cosas terribles, Pero también vemos más adelante en la historia a un David arrepentido y a un Dios perdonador y dador de nuevas oportunidades.Volvamos a Él cada día, expongamos nuestro corazón para que Él examine hasta lo más profundo de nosotros sin dejarle espacio a pensamientos que no vienen de Dios.Pero también vemos más adelante en la historia a un David arrepentido y a un Dios perdonador y dador de nuevas oportunidades. Volvamos a Él cada día, expongamos nuestro corazón para que Él examine hasta lo más profundo de nosotros sin dejarle espacio a pensamientos que no vienen de Dios.