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Prueba Positiva

Stephania Martinez

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¿Alguna vez te han dado un diagnóstico que hubieras preferido no escuchar? Esa era yo. Un día de mayo del 2009, a unos meses de cumplir 18 años, vivía en la ciudad de Tijuana (donde actualmente sigo radicando). Todo fue muy repentino, antes de ese día podría decir que era una chica sana sin mayores complicaciones, pero comencé a sentir un dolor cerca de mi vientre, es curioso y también un poco frustrante por que en mi casa no creían que me dolía mucho, ya que por momentos parecía como si no tuviera nada y después un dolor muy fuerte se apoderaba en mi cuerpo.

Me llevaron al doctor, estaba nerviosa, no sabía qué esperar, me tuvieron que hacer un ultrasonido, los resultados llegaron muy rápido o al menos eso sentí en el momento; Cuando el doctor regresó, tenía consigo un sobre con los resultados, la voz del doctor se hizo presente fuerte y claro, “no me gusta nada” una parte del resultado hizo saltar al doctor y dijo –“tienes un quiste-tumor muy grande en el vientre, necesitamos operarte de urgencia”-. Yo estaba en shock, no lo podía creer, ni siquiera lo lograba entender del todo, solo sabía que no era algo bueno.

Entre a quirófano, un lugar muy frío con una luz muy fuerte, cerré mis ojos y de repente ya estaba dormida. Después de la operación el doctor entro a mi habitación, y dijo – Stephania, todo salió muy bien. Tenías un tumor con sangre muy grande, como un melón dentro de tu ovario sinónimo de un diagnóstico de endometriosis. Por lo que te tengo dos noticias una buena y otra mala. La buena es que pudimos salvar tu ovario, y la mala es que si no te embarazas antes de los veintiún años no podras tener hijos después -. Para mí fue muy fuerte escuchar eso, sentía que me faltaba mucho por recorrer y no podía imaginarme teniendo hijos tan pequeña. Mi corazón se entristeció, esas palabras las llevaba en mi corazón y no conocía de Dios para ir y refugiarme en Él. Me dieron hormonas y sus efectos secundarios eran horribles.

En octubre del 2013, Dios había reservado una cita en mi corazón y se quedaría a vivir en él para siempre. Una vez que le recibí y entendí las promesas que Él tenía para mí, comencé a declarar lo contrario de aquel diagnóstico de infertilidad que había recibido de parte de los médicos. Dios había traído esperanza a mi corazón y en el año 2016 con 25 años me casé con un hombre maravilloso. Todo parecía perfecto, tenía a Dios en mi vida, pero las palabras de aquél doctor me atormentaban constantemente, todo se nublaba, el miedo se apoderaba de mí y la luz de verme convertida en madre se desvanecía. No quería contárselo a mi esposo porque no quería enfrentarme con lo que poco a poco se convirtió en el mayor miedo de mi vida.

Durante algunos años lo intentamos, no podía quedar embarazada, las pruebas de embarazo siempre salían negativas, mi corazón sentía mucho dolor. En junio del 2017 Dios nos dio esta promesa

Génesis 18:10 Entonces uno de ellos dijo: —yo volveré a verte dentro de un año, ¡y tu esposa, Sara, tendrá un hijo! Sara escuchaba la conversación desde la carpa.

La promesa decía un bebe, pero hablando con Dios sentí que Él depositó una convicción en mi corazón que iba a tener más de un hijo. Ahí descubrí que junto a una promesa, Dios siempre nos da dirección, que para cumplir ciertas promesas Dios requiere que ciertos cambios sucedan en nosotros.

1 Corintios 1:9-11 Dios lo hará porque Él es fiel para hacer lo que dice y los ha invitado a que tengan comunión con su hijo, Jesucristo nuestro señor.

Tan solo 9 meses después de mi promesa, en marzo del 2018 sucedió el milagro, llegó un nuevo diagnóstico, uno que no venía de la boca del hombre sino que venía directo del corazón de Dios. Bastó un ultrasonido para confirmarlo, prueba positiva” se gestaba en mi vientre mi primera hija y por si fuera poco en agosto del 2019 Dios lo haría de nuevo y me concedería por segunda ocasión la felicidad de una prueba positiva, mi segunda hija. Ellas son el testimonio que Dios siempre cumple sus promesas.

Si tú que estás leyendo esto y has pasado por algo similar o un diagnóstico difícil. Se que puede llegar a doler mucho. No te des por vencida, por muy duro que se vea el diagnóstico, Dios siempre tiene una segunda opinión y para nosotros esa debe ser la más importante, por eso quiero darte 3 puntos que me ayudaron a ver la promesa de Dios cumplida en mi vida.

  1. FE – Creer que en Dios todo es hecho nuevo. El diagnóstico humano no define lo que Dios dice de ti y de lo que es capaz de hacer en ti.
  2. OBEDIENCIA – hacer los ajustes necesarios desde tu corazón. Estar sensible a su palabra para saber qué hacer y para obedecer sus mandatos.
  3. DECLARAR SUS PROMESAS – En todo momento, sin importar que tan imposible se vea la situación. Estas promesas las podrás encontrar leyendo Su palabra y conectándote con Él.

A veces podemos ya haber recibido a Dios en nuestro corazón, pero nos confiamos que ya estamos del otro lado y dejamos de leer Su palabra, dejamos de escuchar Su voz, de buscar Sus promesas para nuestra vida. Te invito a que experimentes fe, practiques obediencia y declares sus promesas en tu vida, no serás la misma y te aseguro que muy pronto veras la prueba positiva que más anhelas.

escrito por

Stephania Martinez

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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