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Nuestra ayuda
viene de Dios

Gabriela Barragan

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Mi deseo más grande era conocer Israel, el año pasado ese sueño se hizo realidad. Fue una experiencia increíble que no te podría describir. Pero a principios de este año, sentí un vacío en mi corazón. Nunca he dejado de creer en Dios ni de buscarlo. Pero, te confieso, que en esa búsqueda me di cuenta de que a veces era solo por cumplir, que los afanes y compromisos provocaban que mi mente estuviera ocupada y distraída, y no podía concentrarme en mi lectura o en mis oraciones. Llego el momento que no sabía ni que leía ni que oraba.

Tengo un tiempo de alabanza a Dios cuando me estoy bañando, ese tiempo lo disfruto mucho es el único lugar donde mi corazón y mis palabras alaban a Dios realmente. Pero llego el momento que ni siquiera alabanzas conocidas podía cantar, estaba como si mi mente estuviera en blanco. Eso ocasiono una tristeza enorme en mí, y por consecuencia buscaba pretextos para no ir a las reuniones de la iglesia. Mi corazón estaba tan vacío, que ni siquiera quería platicar con mi esposo. Me encanta platicar, pero más me gusta escuchar y en este tiempo no hacia ninguna de las dos cosas. Estaba tan confundida que pensaba “Fui al viaje que tanto deseaba y en lugar de estar súper feliz, me siento vacía”. Mi tristeza era que pensaba que Dios se había apartado de mí, ya no quería usarme. ¿Qué podría dar a las personas que estuvieran cerca de mí?

Llegó el tiempo que las autoridades de gobierno dieron la orden de quedarnos en casa. Cierran la congregación, y todo lugar donde hubiera grades agrupaciones de personas. Yo no podía quedarme en casa dos días seguidos porque sentía desesperación, dolor de cabeza, y todo lo que te puedas imaginar.

Salmo 46: 1-3 Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes

La Palabra de Dios es viva y eficaz. Este tiempo de encierro que yo pensaba que no iba a poder resistir, ha sido el mejor tiempo de mi vida. Llego el momento que mi corazón no podía con ese vacío y le comente a mi esposo lo que estaba sintiendo y lo mal que la estaba pasando, le abrí mi corazón con sinceridad sin miedo a ser juzgada. El me escucho atento y al terminar me dijo “vamos a orar” me llevo a la sala y nos arrodillamos, él empezó a orar y en medio de la oración, me quebrante, empecé a llorar como una niña sollozando, dure varios minutos así. Al día siguiente en la mañana me arrodille en mi habitación sin decir ninguna palabra, hasta que el llanto volvió otra vez, llore y llore, no se por cuánto tiempo. Al parar de llorar me sentía tan bien, muy alegre con gozo y paz.

Deuteronomio 31:8 El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes

Dios nunca se apartará de ti como yo pensé que lo hizo conmigo, fui yo, que por los afanes, no me conectaba con Él.

Salmo 121: 5-8 El Señor es quien cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá, de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre

Este es uno de los versículos que recito a diario. Todo lo que pase, aun lo que parece malo, como este tiempo de estar confinados en casa, todo obra para bien, porque a mí me sirvió para conectarme más a Dios, volvió en mi, mi primer amor.

Somos más fuertes con Dios.

Si estas pasando por algo igual o similar, o algo que no has hablado y eso te esta amargando, o entristeciendo; no te lo quedes. Acercate con tu esposo, o una amiga de quien puedas recibir un consejo y se puedan unir en oración contigo. El enemigo nos ataca, en ocaciones cuando estamos solas no tenemos la fuerza para luchar. Pero cuando te unes a otro creyente eso es lo que nos da la fuerza y el empuje que necesitamos. Eso nos indica que como creyentes nos necesitamos el uno del otro, cuando uno está débil el otro lo levanta.

escrito por

Gabriela Barragan

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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