Soy mamá de 3 hijos varones. Desde muy joven soñaba con el momento de casarme y convertirme en mamá, en verdad era emocionante imaginar esta aventura, todo lo anhelado fue llegando en su tiempo y de la manera en que Dios lo planeó. A mis 33 años ya había pasado por tres embarazos y ahora era mamá de 3 hermosos varoncitos con una diferencia de 3 y 4 años. Yo vengo de una familia de muchas mujeres así que la pregunta y comentarios más frecuente era: ¿vas a seguir intentando hasta tener una niña? ¡Uy la que te espera con tantos hombres en casa!, ¡imagínate cuando sean adolescentes!, ¿quién les ayudará cuando ustedes sean mayores?, etc. Confieso que muchas veces me sentí realmente intimidada ante tales comentarios, pero con el tiempo he sabido apreciar y disfrutar la enorme bendición y los desafíos de ser la madre de sólo varones, sobretodo cuando este reto se enfrenta con la ayuda de un excelente esposo – papá siempre dispuesto a invertir lo que sea necesario. La preocupación que este desafío me causaba, me llevó a una búsqueda continua de recursos de apoyo para atender todo lo que implicaba, pues conforme crecen los hijos te das cuenta  que la disciplina y estrategias que usaste con el primero no siempre funcionan con el segundo y mucho menos con el tercero. Yo soy maestra de profesión, con experiencia en niños preescolares pero aquí yo solo era la mamá de 3 varones cada uno con su personalidad y necesidades. Este también fue un tiempo de una conexión muy especial con Dios pues en esta búsqueda continua descubrí el poder de la oración y las grandes promesas qué hay en la Biblia y que están ahí, solamente esperando que tu las creas y las declares como una realidad sobre la vida y el futuro de tus hijos (me convertí en la más apasionada creyendo y hablando vida). Durante su desarrollo nos enfrentamos con situaciones que requerían no sólo nuestra intervención como padres, valoro tanto el apoyo de personas profesionales y familia que Dios pone cercanas a tu vida y te ofrecen un consejo mientras transitas por esta etapa sin experiencia. Muchas veces me cansé pero nunca me di por vencida enfocando la mirada hacia la dirección correcta.

Salmos 127:3-4 Los hijos son un regalo del SEÑOR; son una recompensa de su parte. Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero.

Conforme vi crecer a mis hijos, Dios nos ha permitido disfrutar a cada uno sin preocuparme de cómo sería mi vida si tuviera una hija pues ha sido un camino lleno de hermosas experiencias que no cambiaría por nada, desde jugar luchitas y carritos, y aprender a bailar con ellos hasta ser sorprendida cuando tu hijo te llegue de repente con una flor que se encontró en el camino, esos detalles inesperados que me han hecho sentir una mamá muy especial. Hoy en día, mis hijos son adultos, hay ocasiones que al verlos pienso en qué cambiaría si pudiera regresar y tenerlos nuevamente pequeños. Indudablemente que haría lo mismo, pero disfrutaría más cada momento escuchándolos y estando ahí solamente haciéndoles saber cuánto les amo, y creyéndole a Dios por sus planes de bien, aunque han crecido, sigo viendo su cara y corazón de niños, seguimos teniendo esas largas pláticas tratando de arreglar el mundo jaja y claro ha habido momentos tristes en los que hemos llorado juntos ante situaciones inesperadas y mostrarles que Dios sigue siendo bueno y lo mejor está por venir. Dios nos ha permitido grandes satisfacciones, viendo a nuestros 3 hijos cumplir metas, graduarse de la universidad, emprender nuevos proyectos y servir a Dios y a las personas con una pasión especial, amo ver a mi hijo mayor desenvolverse como el mejor esposo y papá, esto en realidad me hace pensar en que ha valido la pena creerle a Dios e invertir tiempo de calidad sembrando en sus corazones. Si estás criando hijos varones yo solo puedo decirte acepta el desafío, este tiempo requiere de hombres con carácter firme y buenos valores, sin duda es una responsabilidad abrumadora que requerirá de una mujer comprometida y de todo tu esfuerzo, pero considérate bendecida.! Se te ha dado esta increíble oportunidad, acéptala y cosecha las recompensas.

Proverbios 22:6 Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.