Mecanismos de defensa
Para mí, esta pandemia me ha servido para agradecer a Dios por cosas que no había apreciado últimamente, estoy aprovechando este tiempo para convivir con mis hijas y darme cuenta de sus dones y talentos, me han sorprendido de verdad con todo lo que pueden hacer, he podido disfrutar áreas de mi casa que normalmente no frecuento como mi patio donde he compartido un rico desayuno en compañía de mi esposo, platicamos y hacemos planes para nuestro futuro, otros días simplemente nos tomamos un café y escuchamos algún mensaje.
A veces pienso dentro de mí – ojalá todavía tarde un poquito más para seguir disfrutando de estos momentos – quizá puedas pensar que no veo la realidad, pero quiero que sepas que no siempre he sabido disfrutar los días como hoy lo hago.
Déjame platicarte un poco sobre mí, cuando mis padres se separaron solo tenía 4 años, por esta situación nos tuvimos que mudar a casa de mis abuelos maternos. Mi mamá, mi hermana y yo en esa casa en donde también vivían 4 primos, en total éramos 9 personas viviendo en la misma casa. Por 11 años aproximadamente, compartimos el mismo techo. Este periodo lo pude definir como un entrenamiento que la vida me dio, porque tuve que aprender entre otras cosas a compartir y ser agradecida en todos los sentidos. Imagínate que tenía que compartir todo con los demás y ellos conmigo a su vez, tenía que comer lo que hubiera por que donde me quejara o dijera no me gustaba peligraba de perder unos cuantos dientes. Así que aprendí a agradecer todo lo que recibía y tenía, esperaba con gusto cuando mi prima la más grande me pasara su uniforme y/o zapatos. Compartía todo hasta la hora del baño para ahorrar agua. Así fue como en mi mente, empecé a buscar y encontrar todo lo bueno a cada situación.
Estoy segura de que eso me ayudó a superar las carencias que tuve en todas las áreas, dicen los psicólogos que a esto se le llama mecanismos de defensa. Pues, ¡benditos mecanismos de defensa!
Algo pasó cuando llegue a la adolescencia, esos mecanismos parecían ya no funcionar. En esa temporada tuve toda la rebelión a flor de piel. Todos eran los culpables de todo lo que me sucedía, incluso de mis malas decisiones (que por cierto fueron bastantes). Una de mis malas decisiones fue casarme y ser madre muy joven lo que me llevo a vivir momentos muy difíciles en mi matrimonio, hasta que la gracia y el favor de Dios llego a mi vida, fue entonces cuando por medio de grupos, pláticas y el amor incondicional de Dios empecé a cambiar mi visión de la vida. Ahora podía ver lo que yo creía que era maldición transformarse en una bendición. Mi matrimonio, mis hijos, mi identidad como hija de Dios, incluso las experiencias vividas de pequeña, todo sirvió para un mismo propósito.
La palabra de Dios, cada una de las promesas que encontraba en ella empezaron a transformar la manera en cómo veía la vida, la manera como hablaba, incluso la manera como me relacionaba con la gente. Por favor, no me mal interpreten no soy perfecta y todavía hay mucho que trabajar en mí, pero es bastante gratificante saber que Dios no ha terminado conmigo que todavía hay mucho por mejorar, soy una obra maestra en proceso.
Déjame compartirte las claves que me ayudaron a ser una mejor hija de Dios:
1- Saber que soy aceptada. Dios no hace acepción de personas y fuimos aceptas en el amado.
‘Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado.’ Efesios 1:4-6
2- Saber que fui perdonada. Como les comentaba la regué bastante. Tomé malas decisiones pero Él lo torno todo para mi bien.
‘Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. 8 Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento.’ Efesios 1:7
3- Saber que tengo un futuro y una esperanza.
‘Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor.’ Jeremías 29:11
Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
Mi pregunta para ti es: ¿Cómo estás viviendo tú esta cuarentena? ¿Estás confiada? ¿Te sientes segura? ¿Sabes que tienes un futuro y una esperanza? ¿Tu hogar es un refugio para ti en estos momentos? ó ¿Es un encierro?
La palabra de Dios nos enseña que debemos aprovechar el tiempo por que vendrán los tiempos malos. Eso quiere decir que debemos buscar a Dios, aprender de Él, dejar que cambie nuestra manera de ver la vida, que nos muestre que tenemos un propósito para que cuando vengan estos tiempos malos podamos sacar el mejor provecho.
Como lo puedes lograr:
- Pon a Dios primero. Que Él sea el fundamento de tu vida y Su palabra tu manual de vida.
‘Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos’. Proverbios 3:5-8
- Siendo agradecidos en todo y por todo. Siempre dándole la Gloria a Dios.
‘Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.’ 1 Tesalonicenses 5:18
- Caminar confiados Él esta al pendiente de todas nuestras necesidades, El no cambia de manera de pensar, que si te prometió algo te cumple.
‘Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente. Él no es humano, por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?’ Números 23:19
¡Hoy cumplo 47 años! Y ahora mis mecanismos de defensa han cambiado, ahora son: La aceptación, el saber que soy perdonada, la seguridad, la fe, la paz en Cristo y estos me ayudan a que en estos momentos de pandemia pueda vivir la vida con paz, con la confianza de que las cosas estarán mejor, que después de la tormenta viene la calma porque vivo con la seguridad que mi vida y la de toda mi familia está en Sus manos.
Amiga, quizá esta sea la primera vez que escuches esto y estés pensando ¿Cómo, así de fácil? La verdad es que no lo es, toma tiempo, disciplina y esfuerzo, pero una vida confiada en Dios es más fácil que sin Él. Es mejor vivir sabiendo que tienes un futuro y una esperanza a no saber a dónde vas.
Te invito a que hagas a Dios participe de tu vida, que te ayude a desarrollar los mecanismos de defensa que solo Él te puede dar si lo invitas a entrar a tu corazón y a tu familia.
Aprovecha el tiempo que te esta prestando Dios en esta pandemia global, para retomar tu camino como hija de Dios y así la maldición se volverá en bendición.
escrito por
Adriana Iñiguez
Aurora Mujeres
Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.
En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.
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