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Cuando llega lo inesperado

Marianna Ussel

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Nunca esperas escuchar las palabras “tienes cáncer”, y mucho menos cuando una semana antes fueron pronunciadas también a una hermana menor.

En medio de tanta devastación, tristeza, confusión, temor, incertidumbre, preocupación y un mundo lleno de circunstancias tan inesperadas y cambiantes sientes que no hay salida más que sumergirte en una ola de pensamientos llenos de ansiedad, temor, duda y en algunos momentos llenos de enojo.

Gradualmente empiezas a llenarte de los interminables “Y si..”, ¿y si sucede lo peor? ¿y si no sanamos? ¿y si esta situación no cambia? ¿y si, y si, y si..?

He querido darle un final feliz a cada circunstancia difícil de los últimos 4 meses, pero los problemas que he enfrentado están mucho más allá de mi control. La salida de este “gigante” dependen solamente de Dios. Y es aquí donde ha estado mi batalla mas grande: querer luchar perpetuamente sobre circunstancias que en mis propias fuerzas no puedo cambiar. Por lo mismo el resultado de todo esto ha sido que la ansiedad ha entrado “cómodamente” a dominar mi corazón y mi mente.

Esto es exactamente lo que el apóstol Pablo nos instruyó en Filipenses 4:6, que NO hiciéramos ni permitiéramos en nuestras vidas.

Filipenses 4:6 Por nada estén afanosos; mas bien, en toda ocasión, con oración y ruego presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

En el Griego, la palabra “ansiedad” se traduce a “distraído” y es así como el enemigo de tu vida y de mi vida quiere tenernos, distraídas y alejadas del propósito de Dios. Ansiedad magnifica nuestros problemas y minimiza nuestra vista hacia Dios. No nos permite ver el poder de Dios actuar en medio de nuestras circunstancias.

Pablo, que también tuvo mucho porque sentirse ansioso, literalmente nos advierte a no caer en la ansiedad que nos lleva directo a un camino de temor, duda y desesperación. No es fácil detener la ansiedad. Requiere enfrentar cada circunstancia incontrolable y posible salida con la confianza en que Dios sabe lo que hace. De nuevo, se dice fácil pero es aquí donde nos vemos obligadas a no solo leer la Palabra de Dios, sino a ANCLARNOS en ella.

Lo siguiente que Pablo nos dice es que oremos, que pidamos y le demos gracias a Dios. En muchas ocasiones he buscado a Dios en oración, sin embargo esas oraciones han estado llenas de preocupación, por lo tanto mis miedos siguen pesando en mi corazón y en mi mente.

El tipo de oración, petición y agradecimiento al que se refiere Pablo tienen que ver con rendir nuestra voluntad y aceptar por encima de nuestros deseos la perfecta y agradable voluntad de Dios. Cuando escogemos Su voluntad entonces podremos experimentar la paz que describe Pablo en Filipenses 4:7…
“Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesus.”

Al orar, pedir y agradecer a Dios podremos cerrarle la puerta a la ansiedad y abrir la puerta de Su paz, esa paz que nos permite enfocarnos en Dios en lugar de preocuparnos por el futuro.

Esta es la paz que intencionalmente estoy aprendiendo a buscar y abrazar. Aunque el mundo, mis circunstancias y la vida de los que amo no tengan el resultado esperado, yo seguiré confiada en Dios, dándole a su vez una patada a la ansiedad, a lo que no puedo controlar y a todos los interminables “¿y si..?”.

escrito por

Marianna Ussel

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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