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Cuando las cosas no salen como planeas

Desde que era una niña tenía mi vida planeada. Me casaría a los 18 años y tendría mis 4 hijos antes de cumplir 25.

Que sorpresa recibí cuando llegué a mis 18 años. Si tenía novio, pero mi novio tenía otros planes. En ese entonces él tenía 20 años y sus planes eran casarse cuando pudiera mantener un hogar y comprar una casa. ¡Era muy sabio, por cierto, pero estaba arruinando MIS planes!

Bueno, para no hacerles el cuento muy largo, si nos casamos, pero no a mis 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 o 25, ¡me case a los 26! ¿Y saben una cosa? ¡Fue en el tiempo perfecto! Ahora le doy las gracias a mi esposo por no haberme hecho caso. La cosa está en que de los 18 a los 23 años sufrí, y no porque alguien me estaba haciendo sufrir, sino porque yo misma lo hacía. Las cosas simplemente no estaban saliendo como yo las planeé.

Me perdí de vivir disfrutando al máximo todo lo que estaba viviendo en esos momentos, esos años que después aprendemos que no regresan. Me sentía frustrada por lo que no estaba pasando en mi vida en el tiempo que yo había determinado.

Yo quería ser una mama joven, y entré a mis 20’s pensando que yo ya estaba lista para casarme y empezar una familia. ¡Que equivocada estaba! A mis 26 años que me casé me di cuenta de que tan GRANDE era esta responsabilidad y cuantas altas y bajas me esperaban. Aún cuando que me casé con un hombre que tuve el privilegio de conocer desde mis 11 años. Pude ver como era como hijo, como honraba a sus padres, pude ver como era como hermano, muy leal y como amigo, un excelente consejero.

Tuvimos una gran amistad años antes de que formáramos una relación de noviazgo. Pude conocer todas sus cualidades y también sus defectos antes de casarnos. No hay nada que me haya sorprendido de él dentro del matrimonio, que yo pudiera decir que desconocía.

Se puede decir que entramos al matrimonio con muchas ventajas, y aun así, hemos atravesado por etapas difíciles, las cuales no estaban dentro de nuestros planes. Como la pérdida de nuestros primeros dos embarazos. Algo que nunca planeé vivir. Jamás imagine entrar a un hospital sabiendo que daría a luz a un bebé que venía sin vida, que saldría de ahí con los brazos vacíos. Que el día con el que yo tanto había soñado, se había convertido en una pesadilla. Jamás pensé encontrarme después en una batalla en mi mente de temor e incertidumbre de algún día poder cumplir el anhelo mas grande, aquel que tuve desde que era una niña, el de un día convertirme en mamá. ¡Gracias a Dios, me concedió mis deseos y hoy soy mamá de dos hijas hermosas de 13 y 10 años que no llegaron a este mundo sin sus propios retos, pero los planes de Dios se lograron! ¡Dios ha sido bueno!

¿Que he aprendido?

Tanto a través de estas etapas que me han tocado vivir, como también en las muchas otras temporadas que he atravesado, incluso la que todos estamos viviendo en estos momentos con la pandemia. He aprendido que:

1. No debo escribir mis planes en piedra.

Podemos hacer nuestros planes, pero el Señor determina nuestros pasos Proverbios 16:9

El Rey Salomón, él hombre mas sabio que el mundo ha tenido y tendrá, dice que podemos pensar que lo que estamos trazando para nuestras vidas es lo mejor para nosotros, sin embargo, a veces podemos estar caminando fuera de tiempo o hacia la dirección equivocada. Dios nos interrumpe para enderezar nuestros pasos porque nos ama y conoce el camino mejor que nosotros. El Rey Salomón también nos dice:

 Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá.’ Proverbios 19:21

No es malo hacer planes, pero siempre será mejor que se cumplan los planes que Dios tiene a que se cumplan los nuestros. No estamos aquí por casualidad, estamos aquí con propósito y ese propósito se encuentra en aquel que nos creo y nos dio la vida, que es Dios.

2. Las circunstancias no dictan a Dios ni cambian quien Él es.

Aunque suceden cosas que nunca planeamos atravesar, Dios sigue siendo bueno y siempre hay esperanza.

‘Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor—. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. 9 pues, así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.’ Isaías 55:8-9

Esta palabra la tengo grabada no solo en mi mente sino en lo mas profundo de mi corazón. Me ha anclado en los momentos mas inciertos.

3. Yo desconozco el futuro, que me he equivocado en el pasado y que necesito ayuda en mi presente.

He aprendido a estar agradecida en cualquier situación porque he visto la fidelidad de Dios y he comprobado que sus planes son mejores. He aprendido a acudir a Dios, a poner mi confianza en Él y que de Él viene mi seguridad y mi estabilidad. Que no necesito tener todas las repuestas mientras vaya de la mano del que si lo sabe todo. He aprendido que el alma sana, que se aprende a vivir sin aquello que pensaríamos que no pudiéramos vivir, pero también he aprendido que necesito de Dios para vivir.

Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma.’ Salmo 143:8

escrito por

Viviana Mayorquín

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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