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Cuando intercedes, ¡el cielo escucha!

Jacqueline Arias

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Recuerdo muy bien el año 2011, fue el año donde comencé a sentir un gran vacío en mi corazón. No sabia el por qué, solo sentía la necesidad de buscar a Dios de una manera diferente y a mayor profundidad.

Quería conocer realmente al Jesús que me enseñaron de niña, y que jamás tuve una relación genuina con Él; no sabía cómo, no se me inculcó leer la palabra de Dios, tal como lo hago el día de hoy. Así que comencé por desempolvar mi biblia.

Recuerdo que empece a leer pequeñas porciones diariamente, descubrí la maravilla de un devocional. Fue así que Dios comenzó a hablarme y a mostrarme Su voluntad, no solo para mi vida, si no también para mi familia. Poco a poco el vacío que sentía, comenzó a ser llenado por la palabra de Dios.

La primera escritura que marco mi corazón, porque sabía que era Dios dándome esta promesa, se encuentra en Juan 15:7
“Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, y les será concedido”.

Lo que yo más quería en ese momento, es que mi esposo y mi familia conocieran al Dios vivo que yo conocía.

Empecé a compartirle a mi esposo de todo lo que estaba experimentando, porque quería que el también experimentara la paz y el gozo que tenía en mi corazón. Quería compartir el gran tesoro que había encontrado; tratando en ignorancia, convencerlo en mis fuerzas, me topé con su rechazo una y otra y otra vez; al grado de llegar a disgustarnos. No sabiendo que Dios es el único que puede cambiar el corazón de alguien.

A partir de ese momento, comenzó a crecer una carga interna en mi corazón por la vida de mi esposo, por la de de mis padres y la de toda mi familia.
Descubrí que el arma más poderosa la tenía en mi boca, la oración y estaba dispuesta a usarla.

Comencé a orar y a clamar a Dios de tal manera que estaba decidida a no dejar de hacerlo, hasta no ver la mano y la respuesta de Dios a favor de todos ellos.

2 Pedro 3:9 El Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, si no que todos procedan al arrepentimiento.

No fue una lucha fácil, pero puedo decirte que mi oración fue contestada. Ahora mi esposo y mis hijas sirven al Señor con todo su corazón. Mis padres aceptaron a Jesús en sus vidas, como su Señor y su Salvador, antes de que los dos partieran a su morada eterna a la presencia de nuestro Padre celestial.

Mi lucha sigue y seguirá hasta no ver a todos y cada uno de mis hermanos y sus familias venir a los pies de Cristo.
Hay una promesa de Dios en la biblia que me encanta, esta en Hechos 16:31 y dice: Cree en el Señor Jesus, y serás salvo, tú y toda tu casa.

Para ti que lees esto, aun cuando enfrentes oposición, frustración, reto, no pares de orar e interceder por la gente que amas. Ponte en la brecha por ellos, hasta que veas la respuesta de Dios a su favor. Cada oración de intercesión que se hace con el corazón, sube como aroma fragante a Dios.

Recuerda que cuando tu oras, ¡el cielo escucha!

escrito por

Jacqueline Arias

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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