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Venciendo la ansiedad

¿Qué es la ansiedad?

La palabra ansiedad viene del latín: angustia o aflicción. La ansiedad es una angustia o aflicción involuntaria, siempre se presenta con sentimientos desagradables y síntomas molestos, le llamamos la gran imitadora, pues su sintomatología es copia de muchas posibles enfermedades físicas. Algunos ejemplos de estos síntomas son: palpitaciones, dolores de cabeza, falta de aire, mareos, diarrea, náuseas, y muchos más. Hay otros síntomas que se presentan en la conducta como: temor, aprensión, preocupación, dificultad de concentración etc.

¿Quiénes están expuestos?

Todas estamos expuestas ya que vivimos en un mundo tan inestable donde hay más malas noticias que buenas. La palabra habla de la aflicción que tendríamos en este mundo en Juan 16:33, nadie está exento. A través de la Biblia podemos observar la angustia, las preocupaciones y la ansiedad que vivieron varios hombres y mujeres de Dios. El rey David escribió:

 ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome? Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor, mi Dios! Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré. No permitas que mis enemigos se regodeen diciendo: «¡Lo hemos derrotado!». No dejes que se regodeen en mi caída. Pero yo confío en tu amor inagotable; me alegraré porque me has rescatado. Salmos 13:2-5
En este salmo David sale de su angustia al orar, al hacer de Dios su confidente, al confiar en Él y estar convencido de que Dios le amaba.

Es importante llevar a Dios estos sentimientos de angustia, de aflicción, estos vacíos que muchas de nosotras que ya conocemos de Dios nos llegamos a sentir culpables de tener, no los queremos reconocer y esto nos lleva a hacer lo necesario para salir de la ansiedad. Muchas veces por vergüenza pensamos “¡¿Cómo voy a decir que tengo ansiedad?!” Es una palabra muy fuerte, pero cada vez es más frecuente y más real, pero no es algo nuevo para Dios. Él Señor la menciona desde hace miles de años, Su Palabra es clara cuando dice:

“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes” 1 Pedro 5:7

Hay veces que nos encontramos repitiendo como pericos este versículo como si fuera magia, más no se trata de eso. Tenemos que creerlo, buscarlo, hablar cara a cara con Él, leer su palabra, adorarle, llenar nuestra mente de todo lo bueno y lo perfecto que es Él. Hay situaciones donde nosotros no podemos controlar lo que pasa, como cuando se trata de decisiones y acciones de otras personas, enfermedades, pérdida de empleo etc. No es fácil, pero para esto tengo una formula que te ayudará a soltar las cosas que no puedes cambiar.

Para estas situaciones yo siempre lo contrarresto con las promesas de Dios, recordar versículos que en vez de alimentar mi ansiedad me llenan de paz.

Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? 27 ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? 28 »¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; 29 sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. 30 Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? Mateo 6:26-30

Otra promesa que me conforta la encontramos en Romanos 8:  

Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Romanos 8:28 NTV

 

¿Qué puedes hacer?

 

1. Dejaselo a Dios

Toma control de las cosas que sí puedes controlar cómo tus acciones y tus pensamientos y lo demás déjaselo a Dios. Buscar de Él en oración, a través de su palabra, sus promesas y busca momentos de intimidad para adorarlo.

 

2. Frena tu mente

Deja de pensar las cosas que fueron, que no son, y que no serán. Tus pensamientos pueden ser tu peor enemigo. En todo lo bueno en eso piensa, busca un pasatiempo, lee un libro, escribe, medita, sé voluntaria en tu iglesia, escuela, o comunidad.

3. Aléjate de personas tóxicas

Quizá tengas amigas, familiares, relaciones sentimentales, que constantemente te llevan a tener mucha ansiedad. En situaciones así es tu deber poner límites y decir no. El no dejar de invertir tu tiempo con personas tóxicas te dejará peor cada vez que pases tiempo con ellas. Rodéate de personas que te hagan ser una mejor persona, personas positivas, alegres, optimistas, que puedas mantener pláticas positivas y edificantes.

4. Sé Agradecida

Ve a tu alrededor y ve las cosas que tienes: familia, amigas, techo, salud, comida, trabajo. No te enfoques en las cosas que te hacen falta y haz un inventario de lo bueno que Dios ha sido contigo para mantener una actitud de agradecimiento.

5. Haz ejercicio

El ejercicio físico nos ayuda a sentirnos mejor, porque estimula la producción de endorfinas, las endorfinas producen en nuestro cerebro sensaciones estimulantes que te hacen sentir feliz. Caminar en el campo, parque, playa, aparte te hace formar hábitos buenos y retos nuevos.

La Palabra nos dice:

Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza. Filipenses 4:8

La mejor manera de liberarnos de la ansiedad siempre será concentrarnos en lo que es verdadero y podemos confiar de verdad en que Dios cuida de nosotras, es una promesa que no pasará.

escrito por

Gretell Barrera

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

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