fbpx

Fue en el año 2016, estaba viviendo un proceso de cáncer. Tenía un absceso en la mariposa de la glándula tiroides, éste me había afectado todos los órganos de mi cuerpo. Estaba muy débil, cansada, sin esperanza, me sentía perdida. Baje en este tiempo más de 15 kilos, no tenía fuerza ni siquiera para abrir una botella de agua. Nunca pensé que era tan importante ésta glándula en todo el organismo, todo mi cuerpo estaba afectado, me encontraba casi a punto de hacerme radiaciones para poder quitarlo. En ese tiempo hice en un viaje a la Ciudad de México, en mi estancia allá, vi a una prima que tenía muchos años sin ver, ella me dijo que si le permitía orar por mí. Y me preguntó si quería recibir a Jesús en mi corazón. Dije “pues adelante, hagámoslo” No tenía nada que perder.

Hicimos la oración de Fe. Jamás pensé la libertad que encontraría en esa oración. Esa oración apuntó mi mirada a la única fuente de salvación, Jesús.

Romanos 10:10 “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace la confesión para salvación”

En ese momento sentí algo extraño físicamente. Algo me invadió de esperanza, aunque físicamente todavía me sentía mal, habría recobrado fuerzas, tenía ánimo. Sentía como si me hubieran hecho una transfusión de sangre. Me sentía tan diferente que quería seguir haciendo esa oración todos los días. A los días le escribí a mi prima, le dije que si podía orar de nuevo. Ella oró por mi nuevamente pero también me escribió una oración. Durante la siguiente temporada hice esa oración hasta que era natural para mi orar y encontrar en Dios mi fuerza.

Creo que, sin saber, durante ese tiempo active el poder creativo que la palabra hablaba en mi vida. Declaraba que era sana, que renunciaba a toda enfermedad, a cualquier trastorno en mi cuerpo y que mis células eran sanas. La Biblia dice que cualquiera que sabe controlar su lengua podrá controlar todo su cuerpo y así fue. Empecé hablar palabra de fe, aprendí alimentar mi sistema nervioso con un lenguaje constructivo, edificante, progresivo y victorioso. Así pasaron 6 meses repetía el Salmo 23 “El Señor es mi pastor y nada me faltara” y me adueñaba del verso 4:

“Aunque ande en valle de sombre de muerte, no temeré mal alguno, por que tu estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento”

Mi fe se volvió inquebrantable, hasta dejar que el Espíritu de Dios cumpliera el propósito que Dios tenía en mi vida durante esa temporada. Así pasaron varios meses. Antes de que me hicieran el estudio para empezar el tratamiento, fui al doctor y el doctor asombrado hablo la realidad de lo que yo había declarado en fe, no encontró nada en la mariposa de la tiroides. Me dijo que no se explicaba que había sucedido, que no podía ser error medico pues había 8 radiografías antes de otros médicos donde se veía lo que tenía afectado.  Yo sí tenía la explicación a esto. Yo sabía que era Dios quien había hecho eso. En ese momento me dio de alta y me suspendió todo el medicamento, me dio varias citas posteriores durante un año para volver a revisar, pero jamás volví a padecer el mal.

Nada volvió a ser como antes, entendí que la oración que hice con tanta fe meses atrás quedó incubada en mi cuerpo y había dado fruto. Comprender esto, marco un punto culminante en mi vida, estaba tan agradecida que en ese mismo momento dije Señor de ahora en adelante voy a servirte, úsame como tu quieras. Empecé a ver en línea algunas prédicas y alabanzas durante más de un año. Busqué de Dios por lo que tuviera al alcance. No conocía ninguna iglesia, ni persona, solo pedía que Él me guiara donde tenía que estar.

Durante ese tiempo Dios me dio el siguiente versículo:

Jeremías 33:3 Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Hubo un sentir en mi corazón, tenía que ayudar a más mujeres, compartir de Dios y de lo que hizo en mí. Empezó a ponerme a personas que estaban buscándole, cuando menos me di cuenta ya habíamos abierto un grupo en mi casa para ayudar a mujeres que estaban buscando a Dios.  Un día, una de las que venía nos invito a congreso Aurora en Guadalajara. Dios puso los medios y fuimos 12 mujeres. Fue un fin de semana increíble. Dios confirmo todo lo que había estado haciendo a través de mi testimonio, inmediatamente sentí en mi corazón “esta es tu casa, aquí servirán tu y familia”

Cuando regresé a Vallarta donde vivía, quería agarrar mis cosas e irme a vivir a Guadalajara. Así de segura estaba que La Roca era mi casa. Pero pasaron los meses y la idea de irnos para allá se veía frustrada. Busqué maneras para que mi familia y yo siguiéramos conectados con esa visión. Fuimos al encuentro y a otro encuentro a llevar a la segunda parte de chicas que continuaban llegando a mi casa a buscar de Dios. Las mujeres ahora querían que sus esposos conocieran de Dios y luego sus hijos. Hoy nos reunimos muchas familias en La Roca Vallarta y lo hacemos para conectarnos con Dios y Su propósito.

Podría preguntarme ¿Dónde estaba Jesús en el proceso de mi enfermedad? ¿Por qué no llego antes? Pero hoy veo su propósito cumpliéndose no solo en mi familia sino en muchas otras familias. Hoy entiendo que Jesús esta presente y que Su Palabra en nuestra boca y corazón es el medio para transformar lo que tenía el fin de matarte para darte vida y vida en abundancia.

escrito por

Gaby Castañeda

Aurora Mujeres

Nuestra visión es que la mujer alcance su máximo potencial cuando es motivada y conectada al propósito que Dios tiene para ella y por el cual fue creada.

En Aurora Mujeres podemos ser nosotras mismas, abrir nuestro corazón, verte a ti misma de la misma manera en como Dios te ve, dejar atrás los errores y comenzar de nuevo.

Share This