fbpx

Hola mi nombre es Claudia Yahuaca, y mi esposo es Julio César Pérez ambos nacimos, crecimos, nos conocimos y nos casamos en Tijuana. Éramos unos recién casados felices, aprendiendo y sirviendo a Dios. Conociendo nuevas personas y haciendo amigos que nunca imagine que tendríamos, de esos amigos que se vuelven tu familia. Hubo un día que anunciaron que se abriría La Roca en Guadalajara, y recuerdo bien que mi esposo me dijo: “estaría padre irnos a vivir y servir en Guadalajara a Dios”, a lo cual yo respondí que sí, si a ese sueño que uno ve tal vez muy lejano o hasta inalcanzable. 

Después de un tiempo mi esposo comenzó a aplicar para puestos en la ciudad de Guadalajara. En ese lapso yo quedé embarazada. Para ese entonces yo había dejado de trabajar, así que se venían muchos gastos que no teníamos cubiertos y ya estábamos en números rojos, es decir que en ese momento gastábamos más de lo percibíamos. Recuerdo que un día mi esposo le dijo a Dios: “Señor, yo no tengo dinero para mantener a esta bebé que viene en camino, pero es tu hija y sé que estamos en tus manos y tu proveerás”. Así que seguíamos sirviendo y aprendiendo, cuando un día saliendo de un curso de mujeres al que estaba asistiendo yo, veo que tengo una llamada perdida de mi esposo, así que me preocupe porque nunca me llamaba cuando estaba en el trabajo, solo nos mandábamos mensajes. Le regresé la llamada para saber qué pasaba, entonces me dijo algo que cambiaría nuestras vidas: “Ganamos”, yo pensé que habíamos ganado la lotería, pero no, se refería que le habían dado un puesto en la ciudad de Guadalajara y teníamos un mes para estar allá, a lo cual yo me emocioné en el momento y dije: “wow, sí que bien hagámoslo”. 

Pasaban los minutos y las horas cuando me empezó a caer el veinte de lo que estaba pasando, yo tenía 6 meses de embarazo cuando pasó todo esto, por lo tanto, me entro el temor, temor al cambio, a algo desconocido, estábamos en nuestra zona de confort y no sabíamos lo que vendría. En la noche de ese día estábamos platicando mi esposo y yo, y aunque estaba emocionada y feliz por él que le habían dado el trabajo, yo ya no quería irme, nunca pensé que nos fuéramos a ir de la ciudad donde crecimos, nunca pensé en un cambio tan “drástico” para mí. Le dije a mi esposo que no quería irme, que nuestra hija venia en camino y yo quería que nuestra familia y amigos estuvieran con nosotros en uno de los momentos más importantes de nuestra vida. Mis papás, mis suegros, serian abuelos por primera vez, era algo importante. Yo no quería irme. Dejar todo era lo que él me pedía en ese momento, y yo no estaba dispuesta. Él me dijo, “amor, tu decide, tú tienes la última palabra”. Eso fue un peso muy grande para cargar sobre mis hombros. Los días siguientes estuve pensando, preguntándole a Dios, ¿qué debo hacer?, y un día platicando con una líder de la congragación me dio un consejo muy valioso.  Me dijo: “En un matrimonio, el hombre es la cabeza del hogar, Dios le da el llamado a tu esposo, y tu deber es ser la ayuda idónea para cumplir ese llamado que tiene Dios para su familia.” Eso me impacto, ya que eso de sometimiento hacia el esposo no es fácil, yo sentía que someterme en esta decisión era lo más difícil del mundo. Después Dios me hablo en su palabra: 

Mateo 19:29 Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.”

Finalmente, Dios nos trajo a Guadalajara, a servirlo a Él, nos proveyó para esa bebé tan amada y esperada Elisa, y nos dio amigos que se convirtieron en familia. 

No fue fácil llegar a una ciudad nueva, mi esposo con trabajo nuevo, en el que no lo veía porque trabajaba demasiadas horas extras, sin amistades, empezar de cero, sin internet como un mes jajaja, ustedes me entienden, con una bebé nueva que se adelantó y nació a los 8 meses de gestación. Y aunque tuvimos una etapa de inicio difícil, Dios siempre nos sostuvo y no permitió que fuéramos derrotados. Hoy en día, mi esposo, mis dos hijas tapatías y yo, estamos creciendo en este lugar que nos plantó Dios, y sabemos que iremos a donde él nos llame. Siempre confiando en sus promesas. Que el temor no te detenga hacia lo nuevo, hacia lo diferente solo porque no lo conoces, atrévete a confiar en Dios y seguir su llamado.

Te puede interesar

El problema con el tiempo

El problema con el tiempo

Familia El problema conel tiempo Podría escribir mil artículos sobre la culpa de los padres. El tema es amplio y está siempre presente en la mente de la mayoría de los padres. Es el temor constante de que tal vez no seas un buen padre. Podría escribir un libro sobre...

¿Cómo puedo ayudar a mis hijos en los conflictos?

¿Cómo puedo ayudar a mis hijos en los conflictos?

Familia¿Cómo puedo ayudar a mis hijos en los conflictos? Por mucho que nos gustaría encerrar a nuestros hijos en una burbuja protectora y mantenerlos alejados de todo conflicto, la realidad es que no podemos hacer eso. El reto es una parte muy real de la vida y es...

Enseñando a mi hijo a ser un buen amigo

Enseñando a mi hijo a ser un buen amigo

Familia Enseñando a mi hijo a ser un buen amigo A menudo, tenemos la mentalidad de que los niños  deben saber comunicar sus sentimientos y escuchar a los demás. Creemos que la empatía y el respeto deben ser natos.  Así como a los niños se les debe enseñar a leer y...

Cómo criar niños seguros de sí mismos

Cómo criar niños seguros de sí mismos

FamiliaCómo criar niños seguros de sí mismosTodos nosotros, los padres, queremos criar niños que tengan confianza en sí mismos y que no se dejen influir fácilmente por las opiniones de los demás sobre ellos, pero la mayoría de nosotros no tenemos idea de por dónde...

¿La iglesia es importante para mi familia?

¿La iglesia es importante para mi familia?

Familia¿La iglesia es importante para mi familia?Todos hemos tenido temporadas en nuestras vidas en las que simplemente no sentimos el deseo de ir a la iglesia. Ya sea que haya tenido una experiencia en la iglesia que le haya dejado un mal sabor de boca o haya tenido...

¿Debo dejar que mi hijo renuncie?

¿Debo dejar que mi hijo renuncie?

Relaciones¿Debo dejar que mi hijo renuncie?En algún momento, la mayoría de los padres eventualmente se enfrentarán a esta pregunta: "Mamá, ya no quiero hacer esto". Ya sea béisbol o ballet, clases de piano o un club de ajedrez, a veces un niño ya ha tenido suficiente...

Pedir ayuda no te convierte en un mal padre

Pedir ayuda no te convierte en un mal padre

RelacionesPedir ayuda no te convierte en un mal padre ¡te convierte en uno mejor!Es común que en las familias y trabajos haya roles; con la intención de que exista orden y armonía, y sobre todo para que cada uno de los miembros de la familia, o equipo se sientan...

Share This